Estas Navidades mi cocina se llenó de simpáticos hombrecitos de jengibre, que preparé para mis geniales amig@s como detalle navideño. Yo no los llegué a probar, pero aquellos que lo hicieron, me aseguraron que estaban muuuuuuy ricos. Y yo, encantada de verles tan felices mientras dejaban a los pobres hombrecitos sin brazos, piernas ni cabezas (todo sea por no hacerme el feo, ¿no?)
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