Los que ya me conocéis un poquito sabéis mi debilidad por las cheesecake,
desde las más clásicas o tradicionales hasta las más innovadoras. De
hecho, es un tipo de tarta que suelo llevar a menudo a casa de amigos
cuando nos invitan a comer o a cenar porque sé que nunca falla y que no
dejan ni las migas.
Hace
no mucho tiempo os hablé de un librito que me compré en FNAC a muy buen
precio y que ya con solo ver el título me cautivó y supe que tenía que
ser mío. El libro en cuestión es "Un dulce en Nueva York". Y es que,
¿hay una mejor combinación que mi adorada NY y los maravillosos dulces
que allí puedes disfrutar en sus encantadoras bakeries?
La primera receta que me animé a hacer de este libro fue la del cheesecake de
chocolate, que está tan buena que no puedes dejar de comer un trocito
más hasta llegar al fin, pero en esta ocasión he querido ir más allá y
cambiar un poco la receta, así que he hecho una cheesecake de chocolate, pero blanco, al que he añadido además mi toque personal en cuanto a diseño.
Si
os digo que estaba deliciosa y que no sobró nada de nada tendréis que
creerme, pues no dio tiempo a hacer la foto del después del ataque sin
piedad cuchillo en mano de mi querida tartita, pero en cuanto veáis la
pintaza que tenía, seguro que ya no os queda ninguna duda. ¿Queréis
aprender a hacerla? ¡Pues yo os lo cuento encantada! ¿Dónde? En el apartado del blog "MI RECETA DE LA SEMANA".
Buenas noches, me quedo por tu cocina.Tienes unos platos deliciososss.Besos
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Espero verte por aquí a menudo y poder seguir sorprendiendote con estos dulces que hago llenos de cariño. ¡Un besazo!
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