sábado, 23 de marzo de 2013

MI PRIMERA EXPERIENCIA CON LOS MACARONS: ¡TODO UN ÉXITO!

¡Buenos días amig@s! 

Estoy taaaaaaan emocionada, entusiasmada y orgullosa de mí misma que no podía dejar pasar ni un solo minuto más sin compartirlo con vosotros. Y alguno se estará preguntando: ¿Se habrá vuelto loca? (más de lo que ya lo estoy, claro), ¿le habrá tocado la lotería? ¿Irá a hacer por fin ese viaje soñado a Nueva York?  Y la respuesta es...


¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOO!!!!!!!!


Y entonces, ¿a qué se debe tanto alboroto? 



                                                            ¡HE HECHO MACARONS!

¡Sí! Al final me he quitado ese miedo a hacerlos y me he lanzado a la piscina de cabeza y, como podéis ver, para ser la primera vez, a mí me parece que están bastante bonitos y, sobre todo...¡están de muerte!



Pero vamos a ver el largo proceso desde el principio, ¿no os parece? Aquí arriba tenéis los macarons, antes de secarse y poder ser horneados. ¡Casi un día entero los tuve secando! Es lo que tienen los días lluviosos y la dichosa humedad, la enemiga número uno de los merengues y todo dulce que lleve clara de huevo montada. ¡Qué larga fue la espera! 


Pasado el tiempo de secado, llegó el momento de hornear. Y si el tiempo de secado a mí se me hizo eterno, los 10 minutos de horneado fueron igual o peor, sentadita frente al horno y rezándole a todos los santos una única oración: ¡Que les salga el famoso "piececito", por favooooooor! Y al final salió, como podéis ver en la foto de arriba. ¡Yupiiiiiiiiiii!

Una vez horneados y enfriados los 20 macarons (madre mía, cómo cunde la masa...) llegó la hora de rellenarlos. Y como los macarons eran de RED VELVET, el relleno no podía ser otro que una crema de queso...¡deliciosos!

Aquí tenéis uno de los macarons relleno con la crema de queso. Lo hice con manga pastelera y una boquilla de estrella cerrada, formando una pequeña rosa. ¿A qué es bonito?

Y como ya sabéis que una es un poco mitómana (llamadme friki si así lo preferís), he bautizado a mis primeros y preciosos macarons. Como lo oís. ¿Queréis saber su nombre?


                                                          ¡AQUÍ VA UNA PISTA!

Los fans incondicionales de la peli, como yo, ya sabréis a qué me refiero...

                                                     ¿Todavía no lo habéis adivinado?



La respuesta está en los zapatos rojos de rubíes de Dorothy, que son súper importantes en la peli. Y es que gracias a ellos, Dorothy puede volver a su casa en Kansas, con tan solo chocarlos entre sí tres veces, repitiendo las palabras mágicas: "THERE'S NO WAY LIKE HOME" (en español lo han traducido en la película como "se está mejor en casa que en ningún sitio")

Y como a mí esta película me chifla y mis macarons tienen un precioso color rojo rubí, como los zapatos de Dorothy, pues he decidido llamarlos así: THERE'S NO WAY LIKE HOME.



                                                              ¡Qué bonitos son!


                                                                        ¿A qué sí?

Bueeeeeeeno, ya me voyyyyyyy. Pero no sin antes decir una vez más, alto y claro que...¡Reto superado! 


Y ahora... ¡A DISFRUTARLOS!



¿Vosotros creéis que si cierro los ojos y me pongo a Juliette Grecco de fondo, cantando "Sous le ciel de Paris" me llegaría a creer que estoy allí, degustándolos como una auténtica parisina en "Ladurée"?

De ilusiones también se vive, jajajajajajajajaja.


¡Ah! Mañana cuelgo la receta en el apartado "Mi receta de la semana" (solo apta para reposteros valientes y cargados de paciencia)

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